
Los sistemas de protección eléctrica se han convertido en una necesidad imperativa para evitar daños y garantizar la continuidad operativa. En este sentido, son ideales pues protegen los activos de la empresa y salvaguardan la vida de los trabajadores, asegurando un entorno de trabajo seguro y eficiente.
En el entorno industrial, las sobretensiones representan una amenaza constante para la integridad de las maquinarias, equipos y plantas. Estos eventos eléctricos pueden tener repercusiones significativas que van desde daños a componentes hasta interrupciones de producción y riesgos para la seguridad laboral.
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